El mimbre es un arbusto de la familia del sauce, una variedad muy flexible que necesita mucha agua y aguanta fuertes heladas. Condiciones que se dan en estas tierras conquenses regadas por los río Escabas y Trabaque.
La Ruta del Mimbre engloba una serie de pueblos en los que se cultivaba antiguamente el mimbre, motor de la economía de la zona entre los años 40 y 60. Beteta, Vadillos, Cañizares, Fuertescusa, Cañamares, Priego, Villaconejos de Trabaque y Albalate de las Nogueras.
Cañamares es, de entre todos ellos, el pueblo donde más extensión de mimbre plantado hay, teniendo el mimbre como monocultivo, siendo el productor del 80% del mimbre español y el de mayor calidad. Plantaciones que van del verde del verano, al ocre y rojo del otoño.
A finales de noviembre, dependiendo de las temperaturas, comienza la recolección del mimbre, que se puede alargar hasta abril, mientras la savia de la planta repose. Las ramas se cortan a ras de suelo para que en la próxima primavera vuelvan a brotar. Una planta de mimbre puede vivir hasta los 100 años.
Las varas de mimbre, una vez cortadas, se van engavillando para luego amontonar en Chompos o Carboneras, formando cabañas que evitan que se mojen las varillas interiores.
Se clasifica por tallas y tras varios procesos, diferentes en cada caso, se obtienen las distintas variedades de mimbre; blanco, seco y buff, mimbre cocido.
“Quien hace un cesto hace ciento, si le dan mimbres y tiempo”