viernes, 23 de junio de 2017

Crónica de nuestra experiencia VANYOU


                                                                                                         Valle de Bujaruelo-río Ara

Los que nos seguís en redes sociales (y los que no, os enteráis ahora) tal vez os acordéis de que en la presentación a los medios de la asociación de Bloggers de viaje de la Comunidad Valenciana, la Comunitat Valenciana Travel Bloggers (CVTB)celebrada en Benidorm, fuimos agraciados en el sorteo que se celebró con una experiencia inolvidable: “UN FIN DE SEMANA EN UNA FURGONETA CAMPER” por gentileza de Vanyou, una de las empresas colaboradoras.



                                                                                         Frontera del Portalet parte francesa


¿Y qué es una Camper? -os preguntaréis algunos- Pues una camper es una furgoneta que ha sido adaptada para poder vivir dentro de ella: dormir, hacer la comida y viajar con la libertad que eso proporciona. En su interior están todos los espacios bien pensados y aprovechados al máximo, nevera, hornillo, mesas (una interior y otra exterior con un par de sillas). La cama, un depósito de agua con su correspondiente grifo, espacios para el menaje, despensa, ropa. Una batería extra que abastece la nevera, las luces interiores, enchufes para recarga el teléfono y otros aparatos, tablet, cámara de fotos, etc. También dispone de calefacción con termostato, que funciona con el motor apagado y con el combustible del vehículo. Los cristales traseros están tintados y disponen de cortinillas con lo que la intimidad es absoluta. Las entregan listas para disfrutar y limpias impolutas, solo hay que cargar los bártulos personales, llenar la nevera y ponerse en ruta a donde a uno se le antoje. En cuanto a la parte de vehículo, ruedas, carrocería, motor… todo en perfecto estado y revisado antes de cada entrega. Son fáciles de conducir, con el añadido de que conducir en una posición elevada para los que estamos acostumbrados a conducir turismos, nos da un campo de visión diferente y como que da un subidón de poderío. 


                                                                                              Cascada del Sorrosal

Después de negociar con Vanyou la fecha de disfrute, algo que fue realmente fácil, ya que preferíamos fuera entre semana en vez de en finde. Decidimos dirigirnos hacia los Pirineos con nuestra mapuche, nombre de la camper que nos asignaron (podéis verla en la web de Vanyou). De camino paramos en Aínsa “Uno de los pueblos más bonitos de España”. En Broto, para ver la cascada del Sorrosal, una caída de agua impresionante, con vía ferrata incluida que algunos suben y bajan en rapel. Un corto y agradable paseo de unos 10 minutos desde donde dejamos a mapuche, en el casco urbano Broto. También paramos en el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido de Torla, para recoger información para la mañana siguiente.


                                                                                                                                    Torla

La primera noche la pasamos en el camping-albergue de San Nicolás de Bujaruelo (15€ camper +2 pax), el paisaje y el entorno preciosos, el camping es de 3ª categoría, no está parcelado
 por lo que da sensación de estar en una pradera libre con tan solo un par de mesas de pícnic (las duchas y los wc de pena). Disponen de un albergue y bar con maquinas expendedoras de refrescos en el exterior y mesas. Está situado junto al río Ara y el puente medieval de un solo ojo que lo cruza, rodeado de altas montañas con caídas de agua espectaculares. En junio todavía quedaba algo de nieve en lo alto, en las umbrías. A nuestra llegada nos dio tiempo de dar un largo paseo por la ruta ornitológica junto al río, y de darnos un corto y refrescante baño de pies en las gélidas aguas del Ara. Dormimos tapaditos, muy a gusto, sin necesidad de encender la calefacción de la camper.



                                                                                           Puente de San Nicolás de Bujaruelo

A la mañana siguiente nos dirigimos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido con la intención de llegar hasta la famosa cascada Cola de Caballo, pero las fuerzas y el intenso calor nos hicieron desistir en las Gradas de Soaso (aún nos pesa la decisión), el trayecto en si es precioso y en continuo ascenso, bosque, cascadas, miradores, etc. Desde el aparcamiento hasta las Gradas de Soaso nos costó cerca de cuatro horas ida y vuelta haciendo innumerables paradas.




                                                                                                       Parque Nacional de Ordesa



                                                                                                                      Gradas de Soaso

Después de comer en la Pradera de Ordesa, en el parking dentro de nuestra mapuche que nos esperaba a la sombra con las bebidas bien fresquitas en su estupenda nevera, nos dirigimos a Panticosa para disfrutar de un baño en su balneario, Termas de Tiberio, todo un acierto, un poco caro (36€ x barba), pero nos fue bien para reponernos de la caminata y del calor agobiante de la ola de calor que acechaba la península. 



                                                                                                                   Pantano de Lanuza


A la hora de buscar donde pasar la noche nos encontramos con muchos “Prohibido pernoctar” así que acabamos en una zona descanso de la carretera, junto al embalse de Búbal; con árboles, mesas y unas vistas preciosas del pantano. Solo tuvimos unos vecinos que llegaron y se fueron sin apenas darnos cuenta de su presencia. La carretera tuvo muy poco tráfico esa noche o al menos eso nos pareció. Dormimos muy bien.



                                                                                                                    Pantano de Búbal

Al día siguiente visitamos Jaca, su Catedral y el museo diocesano que alberga en su interior, que incluye la llamada Capilla Sixtina del Románico. Y el Castillo de San Pedro, más conocido como La Ciudadela de Jaca, que aloja una impresionante colección de soldaditos de plomo en uno de sus museos. 




                                                                                                                     Catedral de Jaca

                       
                                                                                                                  Ciudadela de Jaca

Luego nos fuimos a la Estación Internacional de Canfranc, un edificio fastuoso en desuso con mucha historia, situado en un punto estratégico. Cuando se inauguró era la segunda estación de ferrocarril más grande de Europa, con 75 puertas a cada lado y 365 ventanas. El ayuntamiento de Canfranc, a través de su oficina de turismo, ofrece visitas guiadas al vestíbulo de la estación. En la actualidad, hasta la estación de adif, llegan trenes de Media Distancia de la línea Zaragoza-Huesca- Jaca-Canfranc.



                                                                                                               Estación de Canfranc


De allí nos dirigimos a los monasterios de San Juan de la Peña, al viejo y al nuevo, y de paso a la iglesia de Santa Cruz de la Serós. El monasterio viejo, joya del románico aragonés, fue el más importante de Aragón en la edad media y el panteón de sus reyes. Según se cuenta, en él se custodio el Santo Grial durante la invasión sarracena. Completamente mimetizado con el paisaje está enclavado al abrigo de una gran peña. Hasta él llegan los peregrinos del Camino de Santiago que recorrer el camino aragonés. El nuevo, situado en un altiplano, a menos de 2 kilómetros del anterior, es de un tamaño mucho mayor, con museo, centro de interpretación, tienda y hospedería. Esta rodeado de verdes prados, con una zona arbolada con mesas de pícnic y aparcamiento.



                                                                                                          San Juan de Peña (viejo)



                                                                                       Alrededores San Juan de Peña (nuevo)

Como en junio el día alarga mucho, y con la libertad que da esta forma de viajar (el viaje nos está cundiendo), nos dirigimos hacia el Castillo de Loarre, en el camino nos topamos con los Mallos de Riglos, unas rocas enormes que llamaron nuestra atención. Al llegar a Loarre el calor aprieta de lo lindo por lo que nos basto con verlo por fuera, ya que su interior lo habíamos visitado hace unos años. El Castillo de Loarre es uno de los ejemplos mejor conservados de fortificación románica, está situado en la Hoya de Huesca, y ha sido escenario de rodajes de películas, como "El Reino de los Cielos". 



Mallos de Riglos



Castillo de Loarre

Continuamos nuestro trayecto hasta Los Aguarales de Valpalmas, una pequeña Capadocia en medio de la nada y cerca de casi todo. Arcillas y arenas han sido moldeadas por las fuertes lluvias creando un paisaje de relieve singular de formas caprichosas. Hacemos merienda-cena en nuestra mapuche de Vanyou y continuamos camino hacia Zaragoza. 



Aguarales de Valpalmas

Buscamos en una de las app que llevamos instaladas en el móvil un lugar para pasar la noche a orillas del Ebro, y encontramos uno con muy buenas opiniones, situado en el anillo Verde de Zaragoza: arboles, mesas, fuente, el Ebro y un puente peatonal para cruzar al otro margen del río, parecía el sitio ideal, pero a nuestra llegada no cabía ni un mosquito más, así que nos marchamos rápidamente y acabamos durmiendo en una zona recreativa junto a La Cartuja, un barrio de Zaragoza, a escasos metros del punto anterior, con chopos, mesas de pícnic, barbacoas y juegos infantiles. Dormimos plácidamente.



Área recreativa de La Cartuja


A la mañana siguiente pusimos rumbo a casa por la Carretera de Alcañiz, Morella, Vinaroz, la N-232 (de Alcañiz a Morella en obras hasta el 2020), luego AP-7 y a casa. Descargamos nuestras pertenencias, llenamos el depósito, le damos un lavado de cara a la camper en la gasolinera y la devolvemos a sus legítimos propietarios.



Morella

Ha sido toda una experiencia que esperamos repetir y que deseamos, que si alguno/a de los que nos leéis se anima a probar, le guste tanto o más que a nosotros.

Además de los lugares, senderos y monumentos aquí mencionados que visitamos, disfrutamos de los inmensos paisajes que hay en los valles pirenaicos, de los verdes prados, de los bosques, de las carreteras de montaña con muchas curvas que tanto nos gustan, de largos túneles que atraviesan de un valle a otro, de cascadas, ríos, fuentes y pantanos a rebosar, en el pirineo oscense manaba agua por doquier.

Nuestro agradecimiento a Paula, por el trato, por los consejos y por darnos la posibilidad de probar algo nuevo y diferente para nosotros.

Recorrer el país con una Furgoneta Camper de 
Vanyou ha sido una GOZADA!!










Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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