Cualquiera de los puentes que cruzan el río Onyar, uniendo el Barri Vell y el Mercadal, son buenos puntos de inicio para comenzar la visita a la ciudad, entre ellos destacaríamos dos, el Pont de Pedra, por ser el más meridional y el que mejores perspectivas ofrece, y el Pont de les Peixateries Velles, diseñado y construido por Gustave Eiffel diez años antes de construir la Torre Eiffel de París.
La imagen más típica y bella de Girona, es la que nos ofrecen las casas pintadas en luminosos colores; ocres, marrones, sienas y azules, que se asoman al río Onyar. Construidas para reemplazar algunos trozos de muralla destruidos en la llamada “guerra del Francés”, y que se han convertido, junto a las torres de Catedral y de la basílica de Sant Feliu que asoman tras ellas, en el símbolo de la Ciudad de Girona.
Nada parecido es lo que nos espera tras ellas, las callejas oscuras del Call, el barrio judío de Girona, uno de los mejor conservados de Europa, calles estrechas y sinuosas, escaleras, arcos y callejuelas en las que no entra el sol.
No dejéis de visitar el museo judío, ubicado en el mismo espacio que ocupaba la última sinagoga de la ciudad, en el que se recoge la historia de las comunidades sefardíes de la Cataluña medieval.
El casco antiguo es una verdadera joya arquitectónica, se extiende desde la derecha del río Onyar, hasta las murallas, cuyo origen se remonta a época romana y a las cuales se puede acceder al paseo de ronda, mirador excepcional sobre la ciudad.
Uno de los edificios civiles más interesantes del románico catalán, son los Baños Árabes de Girona. Construidos en 1194 con una estructura que imitaba la distribución de los baños musulmanes, tan de moda por aquel entonces.
La colegiata de Sant Feliu, de estilo gótico, es la iglesia más antigua de la ciudad. Este templo fue el lugar donde se alistaron los voluntarios de la llamada “cruzada gerundense” durante el segundo sitio de la ciudad.
En el monasterio Sant Pere de Galligants, joya del románico catalán, situado junto al río Galligants, fuera de las murallas de la ciudad, está instalado el Museo de Arqueología de Cataluña, desde la prehistoria hasta la época medieval. Un magnifico conjunto tanto por el contenido como por el continente.
La Plaça de Vi, donde está el ayuntamiento. El Carrer dels Ciutadans, bordeado de casonas señoriales. La Plaça de l´Oli, corazón de la ciudad vieja. La Pujada de Sant Domènec y las escaleras que preceden a la iglesia de Sant Martí de Sacosta, son rincones medievales de una belleza excepcional donde el tiempo parece haberse detenido y que no hay que perderse en una visita a la ciudad de Girona por breve que esta sea.