“Visite una de las ciudades
más bonitas de España, visite Albarracín”.
Esto es lo que decía Azorín y esto es lo que hacemos siempre que podemos.
Hemos visitado Albarracín en invierno, bien abrigados,
pues sus fríos son intensos. En verano, con mucho calor, buscando las sombras, ya
que sus veranos son de infierno.
En días punta por sus calles corren ríos de visitantes, no fue así
en esta ocasión en que una tormenta de verano hizo descender las
temperaturas, pasando de los 35° a unos refrescantes 16°, haciendo que las
calles quedaran desiertas y convirtiendo los ríos de gentes en ríos de agua bajando
por sus empinadas calles.
Un calzado apropiado, un buen paraguas y un chubasquero, nos
ayudaron a recorrer este precioso pueblo, tan diferente a otros, con sus casas
de fachadas de yeso rojo, más rojizas de lo que las habíamos visto nunca por
estar mojadas.
Empezamos el recorrido
desde la parte alta, ya que estacionamos nuestro vehículo en un aparcamiento más
pequeño y menos turístico, al que se accede desde la carretera que viene de
Cuenca y antes de pasar el túnel que atraviesa el pueblo por sus cimientos.
Nos dirigimos hacia el
Portal de Molina, que tantas veces enmarca fotográficamente la peculiar Casa de
Julianeta. Pasamos por la Casa Azul, tan diferente a todas pero que no
desentona.
Continuamos hacia la Plaza Mayor, en sus soportales hay algunos
visitantes refugiados de la intensa lluvia, los cuales, nos miran asombrados de
que sigamos con nuestro paseo por el entramado de calles arriba y abajo como si
tal cosa - según nos comentaron horas más tarde una simpática pareja de Córdoba con la
que entablamos conversación-.
En el bar
de la plaza vemos como va entrando gente, entre ellos varios pintores con sus artilugios;
carrito, caballete, etc.
La noche vence al día y las luces del alumbrado público se van
encendiendo, la luz anaranjada se refleja en el pavimento mojado y crea un
ambiente especial.
A nosotros nos vence el agotamiento después de un día intenso
por esta comarca y nos despedimos de Albarracín
hasta la próxima, pero no sin antes tapear un poco para reponer fuerzas antes
de ir a descansar. Albarracín, y en
general toda la comarca, cuenta con una magnifica oferta en hostelería.
En esta ocasión nosotros solo paseamos bajo la lluvia, pero no queríamos
dejar de compartirlo, ya que nos resulto una experiencia de lo más
gratificante.
Albarracín
recientemente (edición 2014) ha estrenado el título de “Uno de los pueblos más bonitos de
España” en la entrada a la ciudad, por ambos lados, hay un reluciente cartel
que así lo acredita. Por algo ya lo decía Azorín...
“Visite una de las ciudades
más bonitas de España, visite Albarracín”.
En el siguiente enlace se puede ver la plaza mayor de Albarracín en directo, desde la webcam
instalada en lo alto del ayuntamiento: webcam.albarracin.es