Excursión por la Comarca del Moncayo, Zaragoza
Hacía ya once años que habíamos estado por la zona, por aquel entonces nos gusto y teníamos ganas de volver, y más aun, desde que en el verano pasado un amigo nos hablo de la recientemente abierta Catedral Santa María de la Huerta, en Tarazona. Una joya gótico- mudéjar a la cual ya se la conoce como la “Capilla Sixtina del Renacimiento español”.Nos montamos en nuestro coche sobre las nueve de la mañana en tierras turolenses, en el maletero; chaquetas, sillas y mesa de camping, nevera; agua, refrescos, jamón, queso, algo de embutido, fruta y alguna cosa más de las de por si acaso. Y con mucha, mucha ilusión, cuál fue nuestra sorpresa que al darle al contacto el coche dijo que nanay, que no arrancaba, por un momento vi que la excursión que acabamos de empezar había tocado a su fin. Por suerte lo solucionamos con un pequeño empujón y ayudados del desnivel del terreno.
Llegamos al Monasterio de Veruela sobre las 11,45h y justo a las 12h se efectuaba una de las visitas guiadas sin coste añadido. Entrada general 1,80€, reducida 0,60€.
El Monasterio de Veruela fue el primer monasterio de la orden cisterciense que se construyo en tierras aragonesas, fundado en el siglo XII, en un entorno privilegiado. Esta completamente amurallado y es de grandes proporciones.
Las continuas reformas y ampliaciones a través de los siglos nos dan idea de la importancia que tuvo. El acceso se hace a través de una torre puerta, tras ella, un paseo de arboles, a la derecha; el palacio abacial, restaurado y que se convertirá en un pequeño centro de congresos. Al final de la arboleda la iglesia, de grandes proporciones, en época estival la diputación hace programaciones culturales, se celebran; conciertos, teatro, festival de poesía, jornadas de jotas, etc. El itinerario de la visita transcurre por la planta baja, recordaba de la visita efectuada anteriormente que se enseñaban las celdas en las que se alojaron los hermanos Bécquer- Gustavo Adolfo, Valeriano y sus familias- y que estaban situadas en la primera planta, las cuales ocuparon por unos diez meses. La guía que nos acompañaba explico que esas estancias quedaban incluidas en lo que algún día será el Parador de Turismo de Veruela, que se encuentra en obras por lo que ya no se enseñan.
Acabamos la visita guiada sobre las 13h. Recorrimos el espacio dedicado a los hermanos Bécquer y dimos un breve paseo por el renovado museo del vino, que se encuentra dentro del recinto del monasterio y al que se acceder con la misma entrada. Y, continuamos con nuestro itinerario, nuestra siguiente parada Santuario del Moncayo.
Nada más salir del monasterio de Veruela, a la izquierda, ya vemos las indicaciones al Santuario del Moncayo. El camino es muy agradable, una carretera estrecha de montaña que va ascendiendo suavemente, con algunos miradores, con aparcamientos señalizados que indican cuantos coches caben. Con fuentes y aéreas de picnic, como la de la fuente de los Frailes, en la que pensamos parar a comer y la ultima que hay antes de que la carretera asfaltada se convierta en una pista de tierra compactada apta para turismos. Como era un poco pronto para comer decidimos seguir subiendo hasta el Santuario, llegamos a otro punto en el que hay otro aparcamiento y de allí en adelante la pista empeora notablemente.
Después de preguntar a unos caminantes y ver una indicación hacia el restaurante que ponía que solo eran 2 minutos, decidimos seguir en coche, no porque no nos guste caminar, si no porque nos acompañaba un trotamundos octogenario que no nos convenía agotar. Los 2 minutos se convirtieron en 3, tal vez fuimos más lentos que el que los cronometro, o tal vez la pista esta cada vez en peor estado. El caso es que al llegar arriba la vista es impresionante, también el olor de la cocina del restaurante que se encuentra allí situado, a 1620 metros de altitud, por lo que decidimos echar un vistazo a la carta.
Se nos juntaron el hambre con las ganas de comer, por lo que decidimos dejar el picnic para otra ocasión.
El Moncayo se eleva a 2315m de altitud, cumbre del Sistema Ibérico y
bastión orográfico entre los valles del Ebro y del Duero, frontera entre Aragón y Castilla. Un macizo vigoroso, inmenso, solitario y silencioso, paraíso para los senderistas con rutas señalizadas para todos los niveles, para que cada cual disfrute según sus posibilidades. Con una variada vegetación, encinares hayedos, pinares, robledales. Barrancos, muelas, cumbres y restos de glaciar. Refugios, senderos, aéreas recreativas, fuentes, miradores y centros de interpretación que hacen del Parque Natural del Moncayo, un lugar para disfrutar. Si se quiere ascender hasta la cumbre, una vez alcanzada la cota del Santuario, hay un sendero que conduce hasta la cima, 2315m. con un desnivel de 700m. y una distancia de 4km. de dificultad media-alta. Esta senda tiene un curioso origen. Se construyo en 1860, en aquel año, el 18 de julio tuvo lugar un eclipse total de sol, en este lugar se concentraron 89 astrónomos procedentes de diferentes países y para facilitarles la ascensión se creó esta senda.
Después de comer y de dar un breve paseo por la zona del Santuario, retomamos nuestra ruta camino de Tarazona. Teníamos la visita guiada a la catedral reservada a las 16,30h por lo que no disponíamos ya de mucho tiempo. Bajamos por donde habíamos subido hasta llegar al centro de interpretación en el que hay una bifurcación que indica Tarazona, al poco la carretera mejora considerablemente.
-Tarazona es crisol de culturas, en ella convivieron judíos, cristianos y musulmanes. Su situación es privilegiada, junto al Moncayo y el río Queiles.
Los celtiberos y romanos la llamaron Turiaso, Tirasona visigoda, una antiquísima ciudad que es hoy Patrimonio de la Humanidad y capital de la comarca.
El barrio de la judería, con rincones de gran belleza; como el de las casas colgadas sobre la vega del río. La torre mudéjar de la iglesia de la Magdalena que asoma sobre el antiguo barrio. El ayuntamiento, con su peculiar fachada, en su friso, a través de bajorrelieves, se narra la entrada del Emperador Carlos I en Bolonia para ser coronado. Su original plaza de toros octogonal y rodeada de viviendas, el palacio de Eguarás, el episcopal y un largo etcétera… y como no, el motivo de nuestra visita a esta comarca, la catedral de Santa María de la Huerta, la Catedral de Tarazona. Una catedral espectacular por fuera y luminosa y preciosa por dentro. Me gusto especialmente su cimborrio de cuatro cuerpos, tanto por fuera como por dentro, en él se han hallado unas pinturas realizadas con una técnica especial denominada grisalla, referente internacional en pintura de la edad media.
Imposible describir todo lo que allí se muestra, es para verlo in situ.
La visita guiada se prolongo casi una hora. La entrada general cuesta 4€, 3€ la reducida, y se añade 1,50€ si se quiere hacer guiada, cosa muy recomendable pues de lo contrario hay muchos detalles que se escapan.
En el interior no se pueden hacer fotografías y hay personal encargado de que esto se cumpla a rajatabla, si que se pueden hacer de la exposición y del claustro, abierto recientemente.
Una comarca que bien merece más de una visita, sin duda repetiremos.