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viernes, 8 de mayo de 2015

Alquézar, Comarca Somontano de Barbastro, Huesca, Aragón.




A la belleza de “Uno de los Pueblos más Bonitos de España”, se une el encanto de la Ruta de las Pasarelas del río Vero, formando, en conjunto, uno de los destinos más atractivos de cuantos hemos visitado.





La Villa de Alquézar pertenece a la Comarca Somontano de Barbastro. Dentro del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, a los pies del pirineo oscense.  Asentada en un inmejorable emplazamiento, en lo alto de un roquero, domina las espectaculares gargantas del río Vero. Situada equidistante 
de Huesca capital y de Barbastro.






Su historia se remonta al dominio árabe. A principios del siglo IX, Jalaf ibn Rasid, mandó construir una fortaleza, Al-Qásr, para defenderse de los ataques del condado cristiano de Sobrarbe y proteger el acceso de la ciudad de Barbastro. A ese antiguo alcázar árabe, del que no queda nada, le debe el nombre la Villa de Alquézar.






Nada más llegar ya se comprende por qué Alquézar se ha convertido en un referente turístico en Aragón. Desde el mirador Sonrisa del Viento, en la zona de aparcamiento, se disfruta de una de las vistas más bonitas y fotografiadas de la Villa de Alquézar.





Comenzamos nuestro recorrido por el entramado de calles irregulares y callizos, con soportales y casonas de antigua tradición, encaminado nuestros pasos hacia la Colegiata de Santa María la Mayor, majestuosa construcción a la que se accede a través de un recinto defensivo con trazado en zigzag. 


En Alquézar se palpa la historia. 



La visita a la Colegiata nos lleva algo menos de una hora. El claustro conserva capiteles historiados de época románica y unas interesantes pinturas murales. En la iglesia, en el coro, se conservan unos libros en latín y gregoriano, propios de catedrales. 







Tras la visita a la colegiata nos dirigimos al comienzo de la Ruta de las Pasarelas del río Vero. Una ruta circular que empieza y acaba en el pueblo.

(Editado abril de 2019 ¡¡ATENCIÓN!! Aviso importante. Para acceder a las pasarelas es necesario comprar un ticket. Más información y compra en el siguiente enlace:
http://bit.ly/2Uk8DFV





Desde la colegiata desandamos lo andado y seguimos las indicaciones que nos llevan hacia el inicio de la ruta.





Al poco de empezar, fuera ya del entramado urbano, nos percatamos de por qué a esta ruta se conoce con el nombre de Las Pasarelas de Alquézar, en seguida están las primeras, de madera, que facilitan, y mucho, la bajada de fuertes pendientes al Barranco de la Fuente, afluente del Vero. Unas infraestructuras que nos ponen en bandeja una excursión alucinate por bellos paisajes de la Sierra de Guara. 





En el primer tramo, siete pasarelas descienden hacia el fondo del barranco, entre paredes de roca caliza; con numerosas oquedades donde habitan las aves, buitres en su gran mayoría, rodeadas de vegetación adaptada a la humedad y frescura de estas gargantas.





Ya en el fondo del cañón, el sendero discurre paralelo al cauce del río Vero. Llegamos a un cruce señalizado, en el que, desviándonos un poco del trayecto, podemos ver la Cueva Picamartillo; inmensa e impresionante.







Después de un tramo caminado junto al río, lo hacemos ahora sobre él, por pasarelas metálicas muy bien ancladas a la roca.









Llegamos a una pequeña presa, restos de un azud, que retenía el agua para ser encauzada hacia un molino harinero. 




Desde la presa continuamos hacia la central eléctrica y nos adentramos por un tramo muy espectacular, cubierto por una enorme roca que incluso nos obliga a agacharnos un poco. 





En unos metros vuelven las pasarelas que salvan el tramo más complicado del río Vero, alcanzando en algunos puntos una altura considerable, gracias a las cuales se puede transitar este sendero de una forma cómoda y agradable, cautivandonos a cada paso. En él aún podemos ver las antiguas pasarelas, por debajo de las actuales, colocadas en el siglo pasado para facilitar el acceso a los trabajadores de la central eléctrica, la cual abastecía de electricidad Alquézar a principios del siglo XX. Este tramo está considerado el más representativo de la ruta.








Desde la presa emprendemos el sendero, bien señalizado en todo momento, camino del pueblo. Vamos ascendiendo en pendiente continua, en algunos tramos bastante pronunciada y escarpada, entrando en una zona de cultivos, en su mayoría olivos, cultivo muy antiguo en el Somontano de Barbastro, con ejemplares centenarios.






Seguimos ascendiendo y pronto llegamos Alquézar, principio y fin de la Ruta de las Pasarelas del río Vero, en la que hemos invertido algo menos de dos horas.




Un destino de lo más completo, cien por cien recomendable y al que sin duda volveremos.






Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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viernes, 3 de abril de 2015

Ruta por las Batuecas y Peña de Francia, Salamanca


AUTOR: J.L.V.A.


Esta vez tocaba super-ruta, es decir, de las largas y por tanto le corresponde un super-relato, así es que aviso ya de entrada a los lectores para que vayan prevenidos en cuanto a tiempo y ganas.




Prefiero contar la “aventura” cuando se tiene reciente pero con la suficiente demora temporal que permita obviar los detalles que menos me hayan impactado. De esta manera, los posos que dejan las vivencias serán aquellos que se van a recordar aunque pasen muchos años. Por poner un ejemplo, Mogarraz, un pueblo con cierta fama, es verdad que puede ser más auténtico que La Alberca, éste más enfocado al “turismeo”, pero también resulta más aburrido y lo único que lo diferencia del resto es que tiene sus fachadas salpicadas de fotos antiguas de los lugareños, extraídas del archivo local, consecuencia de un peculiar proyecto, Retrata-2, sobre unas planchas metálicas de buen tamaño.




Pero la primera parada, brevísima, había sido en los 4 postes de Ávila, buscando quizá una iluminación imposible al amanecer así es que tuve que continuar la ruta, algo decepcionado. La siguiente parada fue en Villanueva del Conde, un pueblo chiquito y muy majete, con una amplia plaza y una bien plantada iglesia. La razón de mi parada era meramente logística: necesitaba de ese pan de pueblo recién hecho para acompañar al salchichón ibérico que me iba haciendo guiños todo el viaje, pero no pudo ser, un amable ciclista me explicó que no había suficiente demanda para sustentar una panadería.




De ahí a Mogarraz, donde el pan lo llevaban a las 10 desde otro pueblo, según pudieron explicarme entre un mudo por señas y un viejito desde una terraza y faltaba más de media hora. La arquitectura tradicional de esta zona es muy bonita pero está mezclado lo auténtico con lo meramente decorativo, es decir, fachadas imitando a lo tradicional. Y de Mogarraz a La Alberca, “capital” de las Batuecas, importante núcleo turístico, con campings, urbanizaciones de apartamentos, casas rurales e incluso varios hoteles de buena pinta. Tiene un par de largas calles medio peatonales con los típicos comercios enfocados a turistas, de regalos, artesanía y gastronomía variada (dulces, quesos, pimentón, miel, embutidos, jamones, hornazos y muchos etceteras …). Y pude contar hasta cuatro panaderías. En la primera que entré porque olía a gloria bendita, lo estaban haciendo, con masa madre según me explicó la señora y me emplacé para recogerlo al regreso pero sin embargo en la siguiente panadería sucumbí a la tentación porque el salchichón y mi estómago no estaban dispuestos a esperar más. Como era Lunes Santo, todo el pueblo se estaba afilando los dientes a la espera del turista ocasional. La plaza de La Alberca constituye por sí sola la estampa auténtica que representa a toda esta región de Las Batuecas.



Me gustó también un pequeño y coqueto puente sobre el río y me sorprendieron sus aceras, hechas con grandes bloques de piedra. Y me encantó cruzarme con una viejecita ataviada con las ropas típicas, cargada de humildad, limpieza y elegancia. En la puerta de la iglesia se encuentra la escultura de un cerdo de tamaño medio hecha por una escuela de aprendices del lugar y que supone de facto el icono donde todo el mundo se hace la foto de rigor. En varios pueblos pude observar la existencia de una pequeña ermita, llamada del humilladero, cuyo significado os dejo que consultéis en google para no darlo todo hecho, jeje.




El siguiente objetivo era la Peña de Francia (Francia es la sierra y Francia es el río), erguida montaña que se observa desde muchos kilómetros a la redonda que alberga un santuario y una estación repetidora. Desde el desvío son 12 km de subida por una amplia carretera (suben los autobuses del Imserso) que garantiza unas vistas excepcionales en todas direcciones. Por cierto que la virgen aquí también es morenita. Aunque el viento soplaba con ganas tuve que agradecer lo limpio de nubes que estaba el cielo porque a mi lado una pareja comentaba que de cinco veces que habían subido nunca habían podido ver la linea del horizonte. El santuario, nada especial por dentro, pero colosal por fuera, era visitable y gratis. También, bajo un curioso monolito de gran tamaño, había excavada una especie de trinchera subterránea que se convertía en una balconada sobre el vacío.






La siguiente parada fue en San Martín del Castañar, por recomendación de un viajero, otro pueblo fiel representante de la arquitectura de la zona donde me di un paseo callejero porque el coche había que dejarlo en la entrada. Me gustó su iglesia. Como anécdota diré que había muchas golondrinas y también me sorprendió un señor fabricándose macetas en madera a base de 5 tablillas.







Tras subir el puerto del Portillo, cargado de silencio y buenas vistas, toca una increíble bajada con quince o veinte revueltas en plan Alpe D'Huez, y ya abajo se llega al Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas (en rehabilitación), curioso nombre con un no menos curioso cartel en la entrada de su fachada coronada con un árbol en su cúspide. A destacar un paseo fluvial de unos cientos de metros desde el aparcamiento (ojo que hay dos parkings, uno de unas 15 plazas y otro el doble de grande, algo más lejano) hasta el monasterio que discurre paralelo al río de forma que se circula encajonados en madera cual cabestros en San Fermín, con bancos en el trayecto y hasta merendero con fuente.




Ya en pleno valle de Ambroz, llegué a Hervás, otro pueblo recomendado, a eso de las 4 de la tarde. Aunque lo intenté hasta en 3 sitios, me resultó imposible comer, ni de menú, ni de carta: unos cerraban, otros se les había acabado todo, vamos que ni aperitivo me pusieron. Ya hablaré de ellos en Tripadvisor. Supuestamente lo destacable de este pueblo era su barrio judío. Había muchos turistas dando vueltas, pero a mí me decepcionó, no sé, quizá porque estaba sin comer. En la iglesia andaba medio pueblo faenando y limpiando con vistas a las inmediatas procesiones.


Desde Hervás sale una vía que comunica con el valle del Jerte subiendo por el puerto de Honduras. Son 17 km. de subida y otros tantos de bajada por una muy peligrosa carretera, con buen firme pero muy estrecha que obliga a parar al cruzarse dos coches pues el ancho de la vía es menor que la anchura de los dos vehículos luego alguno de los dos se tiene que salir al minúsculo arcén. Aprovechando de mi experiencia me puse a chupar rueda de otro coche que me iba abriendo camino y aunque intentó distanciarme acelerando en las rectas con visibilidad, luego le tocaba frenar en las curvas y así fuimos todo el trayecto haciendo el muelle.




Ya en el Valle del Jerte, congestionado el tráfico por las obras del desdoblamiento de la carretera, subí a El Torno, pues tenía pendiente de un viaje anterior visitar el Mirador de la Memoria, con una preciosa vista y 4 esculturas humanas en recuerdo de nuestra guerra civil.






Y de ahí a Plasencia, con la obligada visita al Succo y al Tentempié, donde disfruté de un espléndido zorongollo (ensalada de pimientos asados, ventresca de atún, ahumados de salmón y bacalao, decorado con berros, manzana, fresas y vinagreta de módena y con mucha cebollita) y algo más que me reservo. Terminé viendo la procesión, felicitándome de ser solo espectador al ver como salían echando el bofe y sudando los nazarenos en cada cambio de grupos y pese a la frecuencia de los mismos. Quedé citado con una hamburguesa de retinta para el próximo jueves y para tomarme el cafelito en el parador que esta vez no hubo tiempo.



Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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jueves, 27 de noviembre de 2014

Rubielos de Mora, “Uno de los Pueblos más Bonitos de España”


Que Rubielos de Mora es bonito lo sabemos hace mucho tiempo, pero ahora luce un par de carteles en las entradas del pueblo para que se entere todo el mundo.





La población de Rubielos de Mora, junto con otros treinta y cinco pueblos de España (en 2014), de los que seis están en la provincia de Teruel; Albarracín, Calaceite, Cantavieja, Puertomingalvo, Valderrobres y el protagonista de este escrito, Rubielos de Mora, ostentan el calificativo de “Uno de los Pueblos más Bonitos de España”. Conseguir este título no es fácil, como en todo concurso de belleza hay que pasar varias cribas y muchos son los que se quedan en el camino.





Tener menos de 15.000 habitantes, tener sus calles limpias, contar con patrimonio arquitectónico, la conservación de las fachadas, el cuidado de flores y jardines, los carteles… Son solo algunos de los requisitos que Rubielos de Mora supera con creces.






Rubielos de Mora es una población perteneciente a la Comarca de Gúdar-Javalambre, en el Sistema Ibérico, a 62 kilómetros de la capital, Teruel. 

Por estar situada en una encrucijada geográfica, cultural y económica, se la denomina «Pórtico de Aragón».





Amurallada en la antigüedad, se conservan dos de las torres-puerta que daban acceso a la villa; El Portal del Carmen y el de San Antonio.


El casco histórico de Rubielos de Mora es una suma de edificios civiles y religiosos. Uno de los más bellos es el del ayuntamiento, con un patio interior y lonja, el cual sirve de zaguán a la oficina de turismo y demás dependencias del consistorio que, en conjunto, forma uno de los rincones más admirados y fotografiados de la villa, portada de su folleto turístico. El entramado de sus calles es de origen medieval y por su estado de conservación ya recibió el premio Europa Nostra en 1983.




En los meses estivales, muchos de los zaguanes de casas, casonas y palacios, permanecen con las puertas entreabiertas, para que los visitantes puedan contemplar los detalles decorativos y, en algunos casos, la amplitud de los mismos. Es esta una peculiaridad de la villa que sorprende al forastero, al igual que las farolas de forja del alumbrado público de intramuros, pues no hay dos iguales, cada farola una historia.

También son admirables varias obras que se encuentran repartidas por la población del escultor rubielano José Gonzalvo Vives; la imagen del rey Pedro IV «El Ceremonioso», en el interior de la lonja del ayuntamiento, el monumento al Toro Embolado, en la plaza del Carmen, el dedicado a la Guardia Civil, a las puertas de la casa cuartel y el Monumento a la Paz, junto a las antiguas escuelas.





En Rubielos de Mora se celebran varias fiestas a lo largo del año, una de las más multitudinarias es el Fin de Semana Medieval, a finales de agosto, en el que el casco histórico de Rubielos de Mora viaja al pasado y se convierte en el decorado perfecto de artesanos, juglares y caballeros templarios, y en el que no falta el toro jubillo.

Rubielos de Mora es punto de sellado del salvoconducto del Camino del Cid, puerta de entrada a los anillos del Maestrazgo y de Morella.





Rubielos de Mora es una de las pocas localidades en España, y la única aragonesa, perteneciente a la red de «Ciudades Slow».

No muy lejos de aquí, a unos 40 km, se encuentra Puertomingalvo otra de las poblaciones que puede presumir de ser “Uno de los Pueblos más Bonitos de España”. 
               
Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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viernes, 31 de octubre de 2014

Comarca del Matarraña, Teruel

           «Ruteando» por el Matarraña

La Comarca del Matarraña está situada al sureste de Aragón, al noroeste de la provincia de Teruel, lindando con Cataluña y la Comunidad Valenciana.

Recorrida por el río Matarraña, del cual toma el nombre. Un río que nace en los Puertos de Beceite y que, tras recorrer casi cien kilómetros, aporta sus aguas al Ebro. Su caudal es muy irregular a lo largo del año, con fuertes crecidas y épocas de sequia. Está considerado el río mediterráneo mejor conservado del planeta.

Sus tierras, con campos de almendros, olivos y vides, se mezclan con bosques de encinas y pinares.






La Comarca del Matarraña está formada por dieciocho pueblos, todos con su encanto personal, dos de ellos incluso con el titulo; «Uno de los pueblos más bonitos de España».




La Comarca del Matarraña tiene su propio dialecto, elemento importante y característico, bautizado como « Chapurreao», lengua hermana de las comunidades vecinas, con sus similitudes y diferencias.


Comenzamos «ruteando» por el Matarraña provenientes de la localidad de Forcall, en la vecina comarca castellonense Dels Ports. Por ello, nuestra primera parada la realizamos en Torre de Arcas, una pequeña población en la que lo más relevante, a nuestro modo de ver, es su original puente, seguramente medieval, de un solo ojo, con arco de medio punto y que tiene, en una de sus bases, la particularidad de albergar una fuente de agua de manantial. Se la denomina la «Font Vella» -Fuente Vieja- de ella se abastecía la población hasta la instalación de agua corriente en las casas. Este puente está situado en el antiguo camino que unía Monroyo con Zorita, en el Maestrazgo castellonense, y salva el desnivel que deja el Barranco de Torre de Arcas.




Continuamos «ruteando» por el Matarraña, la siguiente parada, Monroyo. A escasos 8 kilómetros de Torre de Arcas, no confundir con Torre de las Arcas, también en la provincia de Teruel, pero en otra comarca y que algunos navegadores no diferencian.




El casco histórico de Monroyo está declarado Bien de Interés Cultural. Desde la Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, parte la calle «Empedrada», una empinada escalera que nos conducen hasta el Ayuntamiento y las Lonjas. En los bajos del ayuntamiento se encuentra la Cárcel, una de las que engloba la «Ruta de las Cárceles». Todo esto, junto con el portal de Santo Domingo y algunas casas palaciegas, forma un conjunto intramuros de gran belleza.




Continuando por la misma carretera, y a tan solo nueve kilómetros de Monroyo, se encuentra Peñarroya de Tastavins.



En Peñaroya de Tastavins, hace ya algunos años, se encontraron los restos fósiles de un Saurópodo, un dinosaurio que vivió hace más de cien millones de años y del cual se muestran, con orgullo, sus huesos originales así como una réplica a tamaño real, 17m., del Tastavinsaurus, nombre que se le dio al animalito, en una de las subsedes que Territorio DINóPOLIS tiene repartidas por la provincia de Teruel, en INHóSPITAK.

En lo alto de la población se encuentra el PARQUE ARAGONÉS DE LA VIVIENDA EN EL MEDIO RURAL-visita libre y gratuita- en el que podemos ver la evolución de la vivienda; desde cabañas de piel, hasta la típica casa de campesinos de la Edad Media. El acceso se realiza atravesando «Lo Trenc o Roca Foradada», que es como se denomina a una pequeña abertura en la roca.




El paseo por el casco urbano es enormemente pintoresco, con calles con grandes desniveles y escaleras. Con casas con enlucido añil; balcones y alerones de madera, puertas con arcos de medio punto, y, como siempre en estos pueblos con encanto, números rincones con encanto que seducen al visitante.




A dos kilómetros de Peñarroya de Tastavins se encuentra un importante punto de interés cultural «El Santuario de la Virgen de la Fuente», declarado Patrimonio de la Humanidad por su techumbre mudéjar, dentro del Arte Mudéjar de Aragón. El conjunto arquitectónico está formado por dos iglesias; una de estilo gótico mudéjar con vestigios románicos, y otra renacentista. Un patio interior porticado, una hospedería con restaurante y cafetería -Hospedería Virgen de la Fuente- y, en la parte baja, una fuente con quince caños. También hay unas dependencias dedicadas al Centro Interpretación del Porcino. Todo ello junto al río Tastavins -afluente del Matarraña- y de fácil acceso, ya que se encuentra junto a la carretera que va de Monroyo a Valderrobres. 

A unos cinco kilómetros del núcleo urbano de Peñarroya de Tastavins, se alzan las fabulosas Peñas del Masmut, una enorme mole calcárea de color rojo que da nombre al pueblo, el apellido lo toma del río.





En Fuentespalda lo que más llama la atención, ya desde la lejanía pues sobresale por encima de los tejados, es «La Torreta», una torre vigía que formaba parte de la muralla, de la que además se conservan dos portales convertidos en capillas abiertas.






Próximo a la iglesia, en la calle Valencia, se encuentra el antiguo cementerio, en él se ha recreado un Cementerio Medieval y se ubica uno de los conjuntos más interesantes de estelas discoidales de época medieval. Fuentespalda dista de Peñarroya apenas ocho kilómetros, siguiendo por la misma carretera, la A-1414.




Continuando por esa misma carretera y a tan solo trece kilómetros, llegamos a Valderrobres, «Uno de los Pueblos más bonitos de España» y seguramente uno de los más fotografiados. Tras atravesar la zona moderna y aparcar nuestro vehículo sin mucha dificultad, contemplamos la estampa más típica de este bello pueblo. El Puente de Piedra medieval sobre el río Matarraña. Tras este, el Portal de San Roque, una torre-puerta, y tras él, la Plaza de España; el Ayuntamiento, la Fonda de la Plaza… El paseo caminando se hace imprescindible, el casco antiguo conserva su trazado medieval, con palacetes y casas blasonadas, con arcos de piedra dovelada, con calles estrechas y escaleras de fuertes subidas.

En lo alto sobresale el conjunto monumental que forman el Castillo y la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor.







Valderrobres fue, las pasadas navidades 2013/2014, la protagonista de la campaña publicitaria de una conocida marca de bombones, FERRERO ROCHER, quienes se encargaron de la iluminación navideña de la villa gracias a que, una acción llevada a cabo por el consistorio, conmovió a la empresa.


        ↑  Foto faceboock Ferrero Rocher España


Valderrobres está declarada Conjunto Histórico Artístico, Bien de Interés Cultural y es uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de Aragón.




Seguimos «ruteando» y nos trasladamos ahora hasta La Fresneda, a escasos once kilómetros de Valderrobres. Lo primero que visitamos es «El Santuario Virgen de Gracia de la Cueva» llamado «El Valle del Silencio», situado a unos cinco kilómetros del pueblo por un camino de tierra señalizado y en buen estado. Se trata de las ruinas de un antiguo convento de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Padua, que constaba de Iglesia, convento y hospedería. Situado junto a un gran bloque rocoso, en un solitario paraje de bosque mediterráneo en el Valle del Silencio. A pesar del lamentable estado en que se encuentran los edificios, nos da una idea de lo que fue en su día. A principios del mes de mayo se celebra una popular romería.




El casco histórico de La Fresneda es un conjunto arquitectónico en el que destaca la Casa Consistorial y el Palacio de la Encomienda, reproducido en el pueblo español de Barcelona. El Portal de Xifre y los porches de la Plaza, las antiguas Mazmorras con numerosos «graffiti», también dentro de la «Ruta de las Cárceles». La calle del Silencio y la Mayor. El Convent, antiguo convento convertido en hotel-restaurante con encanto.





Para los amantes de la gastronomía, la Fresneda cuenta con uno de los Restaurantes recomendados en la guía Michelin, El Matarraña.
La Fresneda está declarada Conjunto histórico Artístico.

Cerca de la Fresneda, a tan solo tres kilómetros, por una carretera local, se encuentra Torre del Compte.





En Torre del Compte, como en todas las poblaciones de la comarca del Matarraña, se conserva un cuidado casco antiguo; el edificio del Ayuntamiento junto a la Casa Bergos y la Casa Ferrer, en la calle Estrecha, sobresalen entre el resto. El Portal de les Creus o de San Roque, es la única de las seis puertas del recinto amurallado que ha llegado hasta nuestros días.




La Vía Verde Val de Zafán tiene, a su paso por Torre del Compte, dos infraestructuras importantes; un impresionante puente de ocho arcos sobre el río Matarraña y la antigua estación, convertida en un agradable hotel, La Parada del Compte.



Y ruteando ruteando llegamos hasta Calaceite, el otro de los pueblos bonitos del Matarraña con el título; «Uno de los pueblos más bonitos de España».





En Calaceite, además de la espectacular fachada barroca de la iglesia parroquial de la Asunción, existen números edificios de interés. La Calle Mayor, la Calle Maella y la Plaza de España, son un escaparate de un buen número de casas señoriales. El edificio del ayuntamiento, la Casa Moix, portales y capillas, son el deleite del paseante.





Calaceite es uno de los conjuntos urbanos más completos y mejor conservados del Matarraña, declarado Conjunto de Interés Histórico Artístico.






De las restantes poblaciones de la Comarca del Matarraña, algunas ya las conocimos hace unos cuantos años, todas recomendables por cierto, el resto, quedan pendientes para el futuro.
                                                                      
                                         
                                                         Itinerario de ruta

Forcall → Morella N-232 → 33km Torre de Arcas N-232 → 8km Monroyo A-1414 → 9km Peñarroya de Tastavins A-1414 → 8km Fuentespalda A-1414 → 13km Valderrobres A-231 → 11km La Fresneda TE-V 3001 → 3km.Torre del Compte TE-V 3001→ 13km. N-420 Puente río Matarraña-Mazaleón/Maella→ 6km. Calaceite N-420-232 → 35km. Alcañiz ●
   

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