La vía principal para llegar hasta aquí es la Autovía Mudéjar, la A-23, aunque también se puede hacer en tren, linea Sagunto-Teruel, y en bicicleta o caminado, por la Vía Verde de Ojos Negros.
Jérica es un enclave importante de esta vía verde y también del Camino del Cid, que tiene en Jérica uno de sus puntos de sellado.
Sin duda lo que más llama la atención a todo el que se
acerca a Jérica, sea por el medio
que sea, es la torre que sobresale de los tejados de la población, como una vela sobre un pastel.
Una Torre Mudéjar, única de este arte en la Comunidad Valenciana, símbolo de la Villa de Jérica y que aquí llaman Torre de las Campanas.
Una Torre Mudéjar, única de este arte en la Comunidad Valenciana, símbolo de la Villa de Jérica y que aquí llaman Torre de las Campanas.
El casco más antiguo de Jérica, situado en las faldas de la Peña Tajada en cuya cumbre se
encuentra el castillo, es un entramado urbano de hechura árabe: calles
estrechas, zigzagueantes, escaleras, curvas, pendientes fuertes y callizos sin
salida. Tuvo tres cinturones de muralla, de los que quedan algunas de sus
puertas de acceso, lo que nos puede dar una idea de la importancia que tuvo Jérica como punto estratégico.
Jérica
es uno de esos pueblos en los que, recetas elaboradas en casa, todavía se
pueden llevar a cocer al horno de la panadería. Un pueblo en el que
la gente es amable con los visitantes, lo comprobamos con una lugareña que nos
puso al corriente de las costumbres y platos típicos, también, y por
recomendación suya, nos acercamos hasta la pastelería para adquirir el típico Pastel Jericano -el que se reparte en
las fiestas de Santa Águeda, patrona del lugar- una tartaleta rellena de
merengue y cubierta de chocolate ¡¡¡Como nos pusimos!!!
Acabamos nuestra visita a Jérica dando un agradable paseo por la Vuelta de la Hoz, un recorrido de poco más de 1km. que transcurre junto al río Palancia y en el que además del azud Los Chorradores, de origen árabe, se puede acceder a las diferentes Zonas de escalada y a las Cuevas de los Herreros -posiblemente abrigos prehistóricos-. Paseamos entre pinos hasta un claro, junto al meandro de río, en el que hay una zona de picnic y columpios para los peques. El sendero sigue y se divide en dos: por un lado se llega a otro azud, desde el que podemos ver el cortado de la montaña que servía de muralla natural del castillo, con la Torre del Homenaje o Torreta en la parte superior, y por el otro camino se accede de nuevo a la población.