Atravesar la Puerta de Sevilla de Carmona, es cruzar por el umbral de los tiempos, es adentrarse en una población cargada de historia en la que turdetanos, fenicios, cartagineses, romanos, visigodos, sarracenos y castellanos la eligieron como emplazamiento.
Los romanos dirigieron hasta ella la Vía Máxima, que más tarde se convertiría en la Vía Augusta, la más larga de la península. Los musulmanes construyeron en ella dos alcázares, el de arriba y el de abajo.
Carmona está a unos 33 kilómetros de la capital hispalense, situada estratégicamente sobre la meseta de Los Alcores, en la parte más alta y escarpada de la misma, dominando la fértil vega del Guadalquivir.
De las murallas, los elementos más interesantes que se conservan son, la puerta de Sevilla y la de Córdoba, ambas de origen romano, muy reconstruidas, flanqueadas por torres de época musulmana.
El Alcázar de Arriba o Alcázar del Rey Don Pedro, actual parador, se alza sobre la colina que domina la ciudad; su doble recinto, que desciende hasta unirse con las murallas, está reforzado por torres redondas y cuadradas. En él se alojaron los Reyes Católicos de camino a Granada para su conquista.
A la Puerta de Sevilla, en el lado más vulnerable de la ciudad, se la doto de un alcázar, el Alcázar de Abajo.
Dentro del recinto amurallado abundan monumentos de todas las épocas. Palacios barrocos; de los Aguilar, de los Rueda, del Marqués de las Torres. Iglesias y conventos; Santa María, San Felipe, mudéjar. San Salvador, con retablo churrigueresco. San Fernando, rodeado de mansiones mudéjares y renacentistas.
El campanario de San Pedro, es denominado “Giraldilla”, por su parecido con la Giralda de Sevilla.
La enmarañada distribución de callejuelas de su casco medieval, revela su pasado musulmán. Las casas, encaladas de blanco radiante, contrastan con el ladrillo visto y la piedra de fachadas de palacetes, conventos e iglesias.
La Plaza de Abastos o Mercado, construida sobre el solar del antiguo convento de Santa Catalina, es un gran patio rectangular porticado donde se alojan los puestos de los comerciantes.
Junto a la calzada romana que unía Carmona con Itálica, en la entrada a la ciudad desde Sevilla, se encuentran los restos del anfiteatro y de la necrópolis romana, con cerca de mil enterramientos.