Por su situación ha sido y es, una villa marinera poblada desde antiguo, con una importante actividad pesquera muy presente en la gastronomía local. En la actualidad el turismo acapara gran parte de su actividad económica, gracias a sus numerosas y cuidadas playas.
Llegamos a esta población atraídos por su pintoresco casco antiguo, el Arsenal, un barrio muy bien conservado con tramos de muralla y encantadoras casas de surtidos colores, tanto intramuros como en extramuros, tradición muy arraigada en poblaciones marineras (las pintaban así para que los marineros distinguieran su hogar desde el mar).
Paseando por él un seductor aroma nos cautiva, y es que La Vila no solo huele a mar, también huele a chocolate... ¡si si a Chocolate! y es que La Vila cuenta con tradición chocolatera desde antaño. Maestros chocolateros que deleitaron paladares de toda Europa con sus elaboraciones. En la actualidad la localidad cuenta con tres empresas (con sus correspondientes museos y tiendas) dedicadas a la fabricación de este capricho para el paladar. Algo a lo que no nos pudimos resistir.
↑ Casas colgantes sobre el cauce del río Amadorio
Visitamos primero el Museo Valenciano del Chocolate, que no es otro que el ubicado en la fábrica de Chocolates Valor (Visitas en castellano e inglés en diferentes horarios), más que nada porque se nos acoplaba bien el horario y nos tentó mucho su página web.
En primer lugar se proyecta un audiovisual que explica los comienzos de la fabrica y una retahíla de anuncios televisivos. A continuación el museo del chocolate, situado en una vivienda tradicional de dos plantas: con fotos, paneles explicativos y enseres propios para la elaboración artesanal del chocolate. Seguidamente se pasa a la fabrica (no se permite hacer fotos). La visita se realiza por una galería acristalada situada en la planta superior, desde la que primero se accede a la zona caliente (el olor a chocolate es muy intenso) y luego la zona fría: control de calidad, envasado, una exposición de figuras de chocolate de gran tamaño. Acabando en La Bombonería (degustación y venta). La visita es guiada y gratuita, el aforo está limitado a 50 personas por pase con una duración aproximada de 45 minutos, se accede a la instalación a las horas en punto. (Según temporada se forman largas colas)
Chocolates Pérez, mucho más artesanal (nada que ver con la multinacional anterior), el guía de la visita es la misma persona que hace el chocolate (L-V: 9-13,30h. y de 17-19,30h.).
Nos pareció muy interesante ver los dos tipos de fabricación tan diferentes.
La tercera de las fábricas de La Vila, Chocolate Clavileño, no lo visitamos por falta de tiempo.
Las tres son empresas familiares que cuentan con años de historia y experiencia en la elaboración de chocolates, degustación al finalizar la visita y tienda (¿Quién se pueda resistir que levante la mano?).
“Las casas antiguas de Villajoyosa son de colores. Se parecen a los envoltorios de los bombones de sus fábricas de chocolate. El aire huele a dulce y a mar salada.” (Fragmento transcrito de folleto turístico)