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jueves, 31 de agosto de 2017

Cueva del Viento, Icod de los Vinos, Tenerife

En las entrañas de la tierra, en las faldas del Teide, existe un tesoro escondido desde hace miles de años, un lugar menos conocido que la cumbre de España, Patrimonio de la Humanidad, pero de igual importancia. Una visita, siempre guiada, que se convierte en una clase magistral de espeleólogia y vulcanismo.



La Cueva del Viento es el tubo volcánico más largo de Europa, el quinto del Mundo y el único con galerías en varios niveles. Con una longitud de 18 km. topografiados por el momento- aún sin explorar en su totalidad-. Se formó de lavas basálticas procedentes de la erupción del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide. El tramo visitable es de unos 200 m. y sirve para hacerse una idea de la importancia de la cavidad.









En el termino de Icod de los Vinos, al norte de la isla de Tenerife, se encuentra el Centro de Visitantes de la Cueva del Viento y el acceso a la cavidad. Desde el centro, y después de unas interesantes explicaciones acompañadas de paneles ilustrativos biligües, se traslada a los visitantes hasta la boca de la cueva, en la ladera del volcán, una de las cosas que aprendimos es que en Tenerife no hay montañas, son todo volcanes. 









De camino, y antes de entrar en la cueva, nuestro guía nos va comentando y explicando las peculiaridades del terreno, de por qué es importante preservar y cuidar el entorno de la cueva: que es lo que vamos pisando, los campos de lava, las coladas, el camino real, la vegetación- la importancia del pino canario frente a otras especias introducidas-, la acción del hombre, los pozos negros... (si, si, en pleno siglo XXI todavía se vierten aguas fecales al tubo volcánico más largo de Europa).






 La Cueva del Viento no es la típica cueva turística con estalactitas y estalagmitas llena de luces de colores, pasarelas y barandillas donde agarrarse, en ella se dan otro tipo de formaciones menos conocidas -por lo menos por nosotros- y esta enfocada con otro concepto de visita, respetuosa con el medio, pensando más en la conservación que en la recaudación. Estalactitas de lava, cascadas lávicas, terrazas laterales y lagos de lava, iluminados únicamente con la linterna del guía. En la Cueva del Viento la única luz que brilla es la del frontal de los que se adentran en ella, guías, visitantes, espeleólogos, vulcanólogos, vulcanoespeleólogos… Su interior se encuentra en oscuridad total, pero no por ello sin vida, en sus entrañas existen especies únicas, endemismos adaptados al medio, con una fauna cavernícola, invertebrados en su mayoría, y ciegos algunos, que viven en el silencio infinito a los que hay que intentar no molestar cuando nos adentremos en su hábitat.









La Cueva del Viento es un lugar que hay que dar a conocer, conservar y valorar. Un lugar fascinante de visita recomendable cien por cien, si no se padece claustrofobia y si gustan los lugares poco adulterados por hombre.








La visita es siempre guiada, en grupos reducidos, con reserva y compra previa online. La duración aproximada es de 2 h. incluyendo las explicaciones en el Centro de Visitantes. La entrada cuesta 20€, la mitad para los residentes canarios, 
8,50€ para niños de 5 a 12 años, 5€ si son residentes, no siendo apta para menores de 5 años. Se hacen visitas en diferentes idiomas en horas determinadas- español, ingles, francés y alemán-. En el precio está incluido el traslado en vehículo desde el centro de visitantes hasta las inmediaciones del acceso a la cueva, y el casco con la luz frontal. Se recomienda calzado de montaña, dado lo angosto del terreno, y ropa de abrigo, ya que en el interior de la cueva la temperatura oscila entre los 10 y 12ºC con una humedad del 80%. Las mochilas y otros bultos se deben dejar en el centro o en nuestros coches, ya que no están permitidas en la visita.








Visitamos la Cueva del Viento en Mayo de 2017, dentro de las actividades programadas para los bloggers asistentes al TBMTenerife. Tuvimos un guía de excepción: Alfredo Láinez, conocedor, defensor y apasionado de la cueva que intenta, y consigue, transmitir su pasión por ella.












Para ampliar información podéis visitar la página web: La Cueva del Viento   

Visitamos la Cueva del Viento dentro de las actividades programadas para bloggers en el encuentro celebrado en Tenerife en Mayo de 2017. Las opiniones aquí expresadas son libres.

Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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lunes, 7 de agosto de 2017

Los Aguarales de Valpalmas



El paso del tiempo y la erosión del agua han moldeado uno de los lugares geológicos más interesantes y curiosos de Aragón, un paisaje singular de apariencia casi lunar, Los Aguarales de Valpalmas o de Valdemilaz.




Los Aguarales de Valpalmas están situados en el término municipal de Valpalmas, en la Comarca zaragozana de las Cinco Villas. Para llegar a ellos en vehículo debemos tomar la carretera que une Valpalmas con Piedratajada, aproximadamente a mitad de camino entre las dos localidades se encuentra el acceso señalizado en todo momento hacia los aguarales, una pista de tierra de unos 3 kilómetros que lleva hasta el paraje.





La formación de estos aguarales o cárcavas, se debe fundamentalmente a la erosión del agua durante lluvias torrenciales. Aguarales es un término aragonés con el que se denomina a terrenos abarrancados.





Ya en el lugar los diferentes paneles nos informan del tipo de formación que tenemos ante nuestros ojos. De otros lugares en el mundo con formaciones similares: la Capadocia, P.N. Badlands, el Valle de la Luna y las Cárcavas de Morata de Jiloca.  De la fauna y flora que en él habitan, así como las recomendaciones y consejos para la visita, de libre acceso y gratuita.







Entre los consejos está el de comenzar la visita por la parte alta y llegar hasta uno de los miradores, no abandonar nunca los senderos trazados, por nuestra seguridad y para no interferir en la erosión natural de las formaciones y no tocarlas, dada la fragilidad de las mismas. 





El sendero esta balizado, con postes y cuerdas, hay escaleras que facilitan el acceso hacia el barranco, no es accesible para personas con movilidad reducida, ni carritos de bebe. Hay un par de puntos de observación y bancos donde sentarse un rato a admirar el paisaje. La visita se puede alargar tanto como se quiera (no hay alumbrado), pero el recorrido en si por los Aguarales no lleva más de media hora ida y vuelta caminando. Después de la lluvia el sendero se hace casi intransitable debido al fango que se crea con la arena arcillosa.

           



Los Aguarales de Valpalmas los visitamos en el recorrido que hicimos el pasado mes de junio (2017) con la furgoneta camper de Vanyou, nuestra querida Mapuche #VanyouRoadTrip





Información complementaria:

Don Santiago Ramón y Cajal, uno de los aragoneses más ilustres de la historia, pasó unos años de su infancia en la localidad y por ello le han dedicado el Centro Cultural de Valpalmas. El pueblo no lo visitamos y este dato lo hemos sabido a posteriori, nos parece interesante y por eso lo añadimos.


Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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viernes, 23 de junio de 2017

Crónica de nuestra experiencia VANYOU


                                                                                                         Valle de Bujaruelo-río Ara

Los que nos seguís en redes sociales (y los que no, os enteráis ahora) tal vez os acordéis de que en la presentación a los medios de la asociación de Bloggers de viaje de la Comunidad Valenciana, la Comunitat Valenciana Travel Bloggers (CVTB)celebrada en Benidorm, fuimos agraciados en el sorteo que se celebró con una experiencia inolvidable: “UN FIN DE SEMANA EN UNA FURGONETA CAMPER” por gentileza de Vanyou, una de las empresas colaboradoras.



                                                                                         Frontera del Portalet parte francesa


¿Y qué es una Camper? -os preguntaréis algunos- Pues una camper es una furgoneta que ha sido adaptada para poder vivir dentro de ella: dormir, hacer la comida y viajar con la libertad que eso proporciona. En su interior están todos los espacios bien pensados y aprovechados al máximo, nevera, hornillo, mesas (una interior y otra exterior con un par de sillas). La cama, un depósito de agua con su correspondiente grifo, espacios para el menaje, despensa, ropa. Una batería extra que abastece la nevera, las luces interiores, enchufes para recarga el teléfono y otros aparatos, tablet, cámara de fotos, etc. También dispone de calefacción con termostato, que funciona con el motor apagado y con el combustible del vehículo. Los cristales traseros están tintados y disponen de cortinillas con lo que la intimidad es absoluta. Las entregan listas para disfrutar y limpias impolutas, solo hay que cargar los bártulos personales, llenar la nevera y ponerse en ruta a donde a uno se le antoje. En cuanto a la parte de vehículo, ruedas, carrocería, motor… todo en perfecto estado y revisado antes de cada entrega. Son fáciles de conducir, con el añadido de que conducir en una posición elevada para los que estamos acostumbrados a conducir turismos, nos da un campo de visión diferente y como que da un subidón de poderío. 


                                                                                              Cascada del Sorrosal

Después de negociar con Vanyou la fecha de disfrute, algo que fue realmente fácil, ya que preferíamos fuera entre semana en vez de en finde. Decidimos dirigirnos hacia los Pirineos con nuestra mapuche, nombre de la camper que nos asignaron (podéis verla en la web de Vanyou). De camino paramos en Aínsa “Uno de los pueblos más bonitos de España”. En Broto, para ver la cascada del Sorrosal, una caída de agua impresionante, con vía ferrata incluida que algunos suben y bajan en rapel. Un corto y agradable paseo de unos 10 minutos desde donde dejamos a mapuche, en el casco urbano Broto. También paramos en el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido de Torla, para recoger información para la mañana siguiente.


                                                                                                                                    Torla

La primera noche la pasamos en el camping-albergue de San Nicolás de Bujaruelo (15€ camper +2 pax), el paisaje y el entorno preciosos, el camping es de 3ª categoría, no está parcelado
 por lo que da sensación de estar en una pradera libre con tan solo un par de mesas de pícnic (las duchas y los wc de pena). Disponen de un albergue y bar con maquinas expendedoras de refrescos en el exterior y mesas. Está situado junto al río Ara y el puente medieval de un solo ojo que lo cruza, rodeado de altas montañas con caídas de agua espectaculares. En junio todavía quedaba algo de nieve en lo alto, en las umbrías. A nuestra llegada nos dio tiempo de dar un largo paseo por la ruta ornitológica junto al río, y de darnos un corto y refrescante baño de pies en las gélidas aguas del Ara. Dormimos tapaditos, muy a gusto, sin necesidad de encender la calefacción de la camper.



                                                                                           Puente de San Nicolás de Bujaruelo

A la mañana siguiente nos dirigimos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido con la intención de llegar hasta la famosa cascada Cola de Caballo, pero las fuerzas y el intenso calor nos hicieron desistir en las Gradas de Soaso (aún nos pesa la decisión), el trayecto en si es precioso y en continuo ascenso, bosque, cascadas, miradores, etc. Desde el aparcamiento hasta las Gradas de Soaso nos costó cerca de cuatro horas ida y vuelta haciendo innumerables paradas.




                                                                                                       Parque Nacional de Ordesa



                                                                                                                      Gradas de Soaso

Después de comer en la Pradera de Ordesa, en el parking dentro de nuestra mapuche que nos esperaba a la sombra con las bebidas bien fresquitas en su estupenda nevera, nos dirigimos a Panticosa para disfrutar de un baño en su balneario, Termas de Tiberio, todo un acierto, un poco caro (36€ x barba), pero nos fue bien para reponernos de la caminata y del calor agobiante de la ola de calor que acechaba la península. 



                                                                                                                   Pantano de Lanuza


A la hora de buscar donde pasar la noche nos encontramos con muchos “Prohibido pernoctar” así que acabamos en una zona descanso de la carretera, junto al embalse de Búbal; con árboles, mesas y unas vistas preciosas del pantano. Solo tuvimos unos vecinos que llegaron y se fueron sin apenas darnos cuenta de su presencia. La carretera tuvo muy poco tráfico esa noche o al menos eso nos pareció. Dormimos muy bien.



                                                                                                                    Pantano de Búbal

Al día siguiente visitamos Jaca, su Catedral y el museo diocesano que alberga en su interior, que incluye la llamada Capilla Sixtina del Románico. Y el Castillo de San Pedro, más conocido como La Ciudadela de Jaca, que aloja una impresionante colección de soldaditos de plomo en uno de sus museos. 




                                                                                                                     Catedral de Jaca

                       
                                                                                                                  Ciudadela de Jaca

Luego nos fuimos a la Estación Internacional de Canfranc, un edificio fastuoso en desuso con mucha historia, situado en un punto estratégico. Cuando se inauguró era la segunda estación de ferrocarril más grande de Europa, con 75 puertas a cada lado y 365 ventanas. El ayuntamiento de Canfranc, a través de su oficina de turismo, ofrece visitas guiadas al vestíbulo de la estación. En la actualidad, hasta la estación de adif, llegan trenes de Media Distancia de la línea Zaragoza-Huesca- Jaca-Canfranc.



                                                                                                               Estación de Canfranc


De allí nos dirigimos a los monasterios de San Juan de la Peña, al viejo y al nuevo, y de paso a la iglesia de Santa Cruz de la Serós. El monasterio viejo, joya del románico aragonés, fue el más importante de Aragón en la edad media y el panteón de sus reyes. Según se cuenta, en él se custodio el Santo Grial durante la invasión sarracena. Completamente mimetizado con el paisaje está enclavado al abrigo de una gran peña. Hasta él llegan los peregrinos del Camino de Santiago que recorrer el camino aragonés. El nuevo, situado en un altiplano, a menos de 2 kilómetros del anterior, es de un tamaño mucho mayor, con museo, centro de interpretación, tienda y hospedería. Esta rodeado de verdes prados, con una zona arbolada con mesas de pícnic y aparcamiento.



                                                                                                          San Juan de Peña (viejo)



                                                                                       Alrededores San Juan de Peña (nuevo)

Como en junio el día alarga mucho, y con la libertad que da esta forma de viajar (el viaje nos está cundiendo), nos dirigimos hacia el Castillo de Loarre, en el camino nos topamos con los Mallos de Riglos, unas rocas enormes que llamaron nuestra atención. Al llegar a Loarre el calor aprieta de lo lindo por lo que nos basto con verlo por fuera, ya que su interior lo habíamos visitado hace unos años. El Castillo de Loarre es uno de los ejemplos mejor conservados de fortificación románica, está situado en la Hoya de Huesca, y ha sido escenario de rodajes de películas, como "El Reino de los Cielos". 



Mallos de Riglos



Castillo de Loarre

Continuamos nuestro trayecto hasta Los Aguarales de Valpalmas, una pequeña Capadocia en medio de la nada y cerca de casi todo. Arcillas y arenas han sido moldeadas por las fuertes lluvias creando un paisaje de relieve singular de formas caprichosas. Hacemos merienda-cena en nuestra mapuche de Vanyou y continuamos camino hacia Zaragoza. 



Aguarales de Valpalmas

Buscamos en una de las app que llevamos instaladas en el móvil un lugar para pasar la noche a orillas del Ebro, y encontramos uno con muy buenas opiniones, situado en el anillo Verde de Zaragoza: arboles, mesas, fuente, el Ebro y un puente peatonal para cruzar al otro margen del río, parecía el sitio ideal, pero a nuestra llegada no cabía ni un mosquito más, así que nos marchamos rápidamente y acabamos durmiendo en una zona recreativa junto a La Cartuja, un barrio de Zaragoza, a escasos metros del punto anterior, con chopos, mesas de pícnic, barbacoas y juegos infantiles. Dormimos plácidamente.



Área recreativa de La Cartuja


A la mañana siguiente pusimos rumbo a casa por la Carretera de Alcañiz, Morella, Vinaroz, la N-232 (de Alcañiz a Morella en obras hasta el 2020), luego AP-7 y a casa. Descargamos nuestras pertenencias, llenamos el depósito, le damos un lavado de cara a la camper en la gasolinera y la devolvemos a sus legítimos propietarios.



Morella

Ha sido toda una experiencia que esperamos repetir y que deseamos, que si alguno/a de los que nos leéis se anima a probar, le guste tanto o más que a nosotros.

Además de los lugares, senderos y monumentos aquí mencionados que visitamos, disfrutamos de los inmensos paisajes que hay en los valles pirenaicos, de los verdes prados, de los bosques, de las carreteras de montaña con muchas curvas que tanto nos gustan, de largos túneles que atraviesan de un valle a otro, de cascadas, ríos, fuentes y pantanos a rebosar, en el pirineo oscense manaba agua por doquier.

Nuestro agradecimiento a Paula, por el trato, por los consejos y por darnos la posibilidad de probar algo nuevo y diferente para nosotros.

Recorrer el país con una Furgoneta Camper de 
Vanyou ha sido una GOZADA!!










Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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jueves, 15 de septiembre de 2016

El paraíso existe, está en Galicia y se llama Islas Cíes














Los romanos las llamaron “Islas de los dioses" y hoy en día se las conoce como 
el “Paraíso de Galicia”. Un paraíso sin palmeras, ni falta que hace, tojos y eucaliptos en las zonas altas, y acacias y pinos en las bajas, forman una cubierta forestal que contrasta con la blanca y fina arena de sus playas, pisadas por vikingos, corsarios, bárbaros, musulmanes,… Julio Verne pasó por ellas y se cree que hasta el mismísimo Julio César. Un paraíso para las aves que cada año anidan en ellas: gaviotas, frailecillos, araos, cormoranes...
                                                                                                                                                     


Las Islas Cíes forman parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, situadas frente a la bocana de la ría de Vigo cerrando el paso a los vientos oceánicos, convierten a ésta en una auténtica laguna.






El archipiélago está formado por tres islas y dos islotes. La isla del Norte, o Monteagudo, y la del Medio, o del Faro, están unidas por una franja de arena y un dique artificial que delimita un pequeño lago de agua salada que se renueva cada día con el ir y venir de las mareas, formando una gran pecera natural. La isla Sur, o de San Martiño, la más ancha y abrupta de todas, está separada por el estrecho de Freu da Porta.








Las Islas Cíes tienen dos caras, una cara embravecida que mira a mar abierto, al océano Atlántico, con acantilados espectaculares de fuerte oleaje en los que se crían percebes y mejillones. Y una cara calmada, con playas de ensueño y aguas tranquilas, que miran hacia la ría de Vigo, en las que hay multitud de moluscos bivalvos, así como rodaballos, sollas y lenguados.






La playa de Rodas, la más grande de las Cíes, presume de ser la más bonita del mundo: con forma de media luna, con un ecosistema dunar, con arena fina de cuarzo blanco, y con cristalinas aguas azules y frías, muy frías.












Las Islas Cíes están situadas a unas 8 millas náuticas de Vigo (unos 15 kilómetros). Son varias las compañías navieras que efectúan el trayecto desde Vigo, con diferentes precios y horarios según temporada, y diferentes puertos desde donde embarcar: Cangas, Baiona y Vigo. Un trayecto en ferry de unos 45 minutos desde el puerto de Vigo. Al tratarse de un parque natural las visitas están restringidas a un número máximo de visitantes por día (2.200 más un máximo de 800 campistas). El billete de embarque ya autoriza a visitar las islas del Norte y del Medio, para San Martiño, accesible solo en embarcación privada, hay que solicitar el permiso. 








Nada más desembarcar, siguiendo la pasarela de madera, se encuentra la caseta de información del parque: mapas de rutas, playas, etc. Nosotros elegimos recorrer la Ruta 1: Monte Faro (+-7 kilómetros ida y vuelta). Este sendero nos conduce hasta algunos de los hitos de este espacio natural, entre ellos Las Dunas y Playa de Rodas, el Lago dos Nenos y el Faro de las Cíes que, situado a 175 metros de altitud, se convierte en un excelente mirador del archipiélago, con panorámicas impresionantes, en días claros puede alcanzar a verse parte de la costa portuguesa.






Galicia es tierra de mitos y leyendas, y las Islas Cíes no están libres de ellas.


Visitamos las Islas Cies invitados por Turismo de Vigo tras ganar el Concurso de Trazers. Las opiniones expresadas son libres.

Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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