lunes, 4 de febrero de 2013

Santuario de la Balma, Zorita, Castellón


Posesos y endemoniados en el Santuario de la Balma, Zorita, Castellón

El Santuario de la Balma, un lugar enigmático, insólito y me atrevería a decir que en el pasado terrorífico....




En el interior de la provincia de Castellón, situada a 660m sobre el nivel del mar y a 23 km. de Morella, se encuentra Zorita. En su término, tomando la carretera CV-14 en dirección a Aguaviva (Teruel), a unos 2km al norte de la población y asomado sobre un meandro del río Bergantes, en una montaña conocida como la Tossa, se encuentra el Santuario de la Balma.

Esta ermita, situada en lo más profundo de una concavidad producida por la erosión en la roca, fue en el pasado lugar de reunión de miles de personas que se acercaban en busca de auxilio, personas que necesitaban expulsar el Diablo de sus cuerpos.





Durante décadas estas reuniones fueron el centro de fenómenos extraños; levitaciones, espiritismo, histeria colectiva, personas que se creían poseídas por el demonio, personas que acudían como al último clavo al que aferrarse. Otros sin embargo solo lo hacían para satisfacer sus más oscuros deseos morbosos.


A mediados del siglo XIX, en la España profunda, un rumor se extiende por la comarca y de boca en boca por el resto de la península…


Cada año, en el mes de septiembre, un grupo de mujeres enlutadas, de tez cetrina, rostro cadavérico y manos huesudas, llamadas Las Caspolinas, también conocidas como Las Brujas de Caspe, sacan los demonios de aquellos que acuden al Santuario de la Balma, exorcismos masivos que nadie sabe a ciencia cierta cuando empezaron.

Miles de personas se trasladaban al lugar en romerías, acomodándose por los alrededores y durante horas rezando en coro tenebroso. Así comenzaban a luchar contra el maligno, luego, llevaban al poseído a la cueva y frente a la Virgen, las caspolinas ataban en los dedos de pies y manos unas cintas azules para que el demonio saliera por ellas. Se creían que si el maligno salía por los ojos, orejas o boca, el individuo quedaría ciego, sordo o mudo. A esto le seguían cánticos y plegarias,  ¡Que les salgan por las manos! ¡Que les salgan por los pies!.


En el año 1935, las autoridades, decidieron acabar con estas riadas humanas que llegaron a concentrar más de 20.000 personas y acabar con estas prácticas al margen de la ley,  que jamás fueron aceptadas por las autoridades eclesiásticas. Pero no fue hasta después de la guerra que, la benemérita, armas en mano, zanjo el asunto. Según cuentan uno de los guardias se puso en la puerta empuñando su arma y gritando la famosa frase  ¡Aquí no pasa ni Dios!.







En la actualidad, en el Santuario de la Virgen de la Balma, cada 8 de septiembre, un Ángel, encarnado por un niño, lucha y derrota a Lucifer, representado por un hombre maduro ataviado con una extraña vestimenta de la que cuelgan serpientes culebras y sabandijas. El ángel consigue derrotar al demonio tirándolo al suelo y colocando un pie sobre su cabeza en señal de victoria. 


Posteriormente se interpretan varias danzas ancestrales, la Danza del Pastor, la Danza de Els Negrets, la Danza de Les Llauradores, todas ellas al son de la dolçaina y el tabalet.


El aire de misterio que envuelve este Santuario se acentúa cuando llegas a la capilla, rodeada de rejas en el centro de una gran gruta donde se venera la imagen de la Virgen de la Balma.
























El conjunto cuenta con una Hospedería, a la que recientemente se le ha realizado una rehabilitación integral, que incluye un moderno restaurante enclavado en la roca perfectamente integrado.




En el camino de acceso al Santuario nos encontramos con un Peirón con Cruz Cubierta, frente a la cual se efectúa la lucha antes citada.

Hoy en día aun acuden muchas personas en busca de algún milagro. 




El Santuario de Ntra. Sra. de la Balma está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2007.

Si os interesa el tema de Las Caspolinas podéis leer el libro:
“Tres días con los endemoniados”- autor: Alardo Prats.

Como curiosidad os añadiría que «Rita la Cantaora» la de famosas frases como «Eso lo hará Rita la Cantaora» o similares, existió realmente, se llamaba Rita Giménez García y murió en Zorita en 1937, a los 78 años de edad.
        
                                         
Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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